
Las manecillas del reloj siguen avanzando, pero tu cuerpo necesita descansar.
A veces, el cansancio persiste incluso después de haber descansado. Dolores de cabeza, náuseas,
malestar estomacal, alteraciones del sueño (ya sea dormir más o menos) y cambios en el apetito
pueden ser señales de alerta. El burnout también puede manifestarse afectando el sistema
inmunológico, haciéndonos más vulnerables a resfriados, infecciones o dificultando la
recuperación de condiciones físicas. Problemas cardiovasculares como palpitaciones,
hipertensión y dolor en el pecho también pueden aparecer. Cambios de personalidad, mayor
irritabilidad, dificultad para concentrarse y el aislamiento de amigos o familiares son comunes.
Muchas veces, el cuerpo se da cuenta del burnout antes de que reconozcamos sus aspectos
emocionales.

Las jornadas laborales excesivas, las demandas profesionales y las responsabilidades del hogar
pueden llevar al agotamiento emocional, que se manifiesta como fatiga extrema, falta de energía
y motivación, sentimientos de inutilidad, irritabilidad y una actitud fría hacia colegas o clientes.
Numerosos estudios han demostrado el impacto fisiológico del burnout, especialmente en los
patrones de sueño. Una persona que no duerme bien, o que duerme pero no se siente descansada,
tendrá más dificultad para recuperarse del desgaste. Esto puede convertirse en un ciclo sin fin.
Entonces, ¿qué podemos hacer cuando aparecen estos síntomas? La prevención es clave. Es
fundamental priorizar las pausas y estar atentos a las señales tempranas. Darle importancia al
descanso y a la recuperación debe ser una responsabilidad, como cualquier otra. A menudo
escucho a personas decir que se han acostumbrado a dormir solo cuatro o cinco horas, pero no se
trata de enseñarle al cuerpo a sobrevivir, sino de darle el cuidado que necesita para funcionar de
manera óptima. Esto no solo tiene que ver con cumplir las responsabilidades diarias o laborales,
sino también con estar presentes para quienes nos rodean, para quienes amamos, con nuestra
mejor actitud y nuestra mejor versión.
La psicoterapia individual con un psicólogo clínico brinda herramientas para fomentar el
autocuidado, enseñar habilidades de manejo del estrés, identificar estresores adicionales, tomar
decisiones basadas en valores y reducir el perfeccionismo, entre otras áreas. Si tu cuerpo te está
enviando una señal, es momento de hacer una pausa y tomar acción, previniendo condiciones
médicas importantes y mejorando tu calidad de vida. Date permiso de pausar y cuidarte.